Por Pedro Echeverría
1. Quienes después de cada elección –de manera obligatoria, para congraciarse con sus asociados- pelean o disputan gubernaturas, senadurías, diputaciones y presidencias municipales, han sido los del PAN y del PRD; por el contrario, como el PRI desde que se fundó en 1929 ha sido el partido absolutamente mayoritario y con poder, ha reclamado mil veces menos. El pasado domingo, según se ha publicado, el PRI se quedó con más de la mitad de los cargos en juego; así que pudo dejarle (sin pelear) al PAN y al PRD lo que reclamaban. ¿Por qué? Porque lo más importante, lo realmente fundamental, para el gobierno priísta de Enrique Peña Nieto es el llamado “Pacto por México” donde decide, se apropia y comparte, los asuntos de verdad importantes.
2. Madero, si perdiera muchas elecciones, puede ser derrocado de la Presidencia del PAN y eso no le conviene a Peña Nieto porque entonces sería otra negociación y más dinero, ahora para los calderonistas. En el PRD las cosas están más frías, parece no interesarle a nadie; pero podrían calentarse si el grupo de los chuchos encabezado por Jesús Zambrano no gana una y continúa siendo sumiso al peñanietismo. Aquí Peña tendría que apuntalar a este grupo ultraoportunista de “los chuchos” porque los Bejarano-Padierna buscarían otra negociación. ¿Qué puede importarle al PRI no recuperar Baja California o un frustrado candidato como Trenti que se le puede dar otro cargo de compensación? El llamado Pacto está por encima de todo porque de él depende el voto de legisladores.
3. Alguien preguntaría: ¿Y el voto de los electores no cuenta? Con excepción de algunos chanchullos perfectamente preparados, los votos requete cuentan en las urnas y en las actas; sólo que antes ya la pobre gente ha sido súper manipulada por el partido que tiene más dinero y mayor poder. De cada 100 electores 99 ilusos jurarían que votaron de manera independiente sin la influencia de nadie. Olvidan la propaganda y los llamados de la TV, radio, de los parientes, amigos, las despensas, los sacos de cemento, las ofertas de trabajo, los mítines de acarreados, etcétera, etcétera. Los miembros de cada partido llevan años votando como agradecimiento de años de privilegios o favores. Aquí en mi pueblito de Mérida conozco a más de 10 familias que votan aquí, en Campeche, en Quintana Roo y quien sabe en qué lugares más.
4. Pero el voto como tal no interesa a nadie porque los problemas de México son de estructura política que se deciden en las altas jerarquías del poder. Quizá por ello Andrés Manuel López Obrador (AMLO) –que nadie puede negar que es inteligente en política- ha decido salir a la calle hasta septiembre, es decir, a más de un año de las elecciones, como si nada pasara en México, como si no se hubiesen impuesto reformas privatizadoras. Él parece haber concluido que –aunque se acabe el mundo- necesita un partido que pueda manejarse dentro de la estructura de poder, un instrumento político, para competir en serio. Cuando se cuenta con un aparato político se puede negociar con el poder por el contrario se vive de prestado. Quizá por eso se han hecho famosos los llamados “poderes fácticos” que intervienen en todos lados. ¿Cómo negociar sin poder?
5. El PAN y el PRD, aunque no tienen trabajo político ni apoyo de la población, son grupos de poder que negocian todo con el gobierno porque tienen diputados y senadores que votan decisiones. Parece que por ello seguirán colgados de la ubre o de las limosnas que les concedan Peña y el PRI. A pesar de que el gobierno de Peña no ha podido salir de la crisis, las estructuras internas de gobierno: Presidencia, gabinete, partidos, empresarios, legislativo, medios de información, agrupaciones, parecen fuertes. Por eso interesa poco o nada la población frente a la negociación de los aparatos; todo se negocia en las alturas y al pueblo se le da después “atole con el dedo”. Quizá por allí –en la formación de estructuras, llueva o truene- este caminando AMLO alejándose del caudillismo que lo aisló de los aparatos de poder.
6. El PRI –a pesar de que en México continúa el desempleo, la baja productividad, la inseguridad y el narcotráfico- es cada vez más fuerte como gobierno y como partido. Logró mediatizar y someter al PAN y al PRD; ha conseguido los votos necesarios en el Congreso para apoyar las reformas que ha querido; con excepción de la CNTE, ha frenado las movilizaciones de varias organizaciones. Pienso que el llamado Pacto no es solo PRI, PAN, PRD, sino que muchas más organizaciones obreras, campesinas, ciudadanas, le han entrado para asegurar un poco de poder. ¿Cómo aislarse de la repartición en esta época de carencias? Así que el grito de lucha podría ser hoy: ¡Oportunistas de todos los países, de México en particular, formen su estructura política –como el PAN y el PRD- y éntrenle a la repartición de cargos y privilegios! (12/VII/13)
pedroe@cablered.net.mx
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