martes, 5 de junio de 2012

Continuidad del sionismo, ahora hegemónico

Autor: Darío Botero Pérez
Enviado por: Darío Botero Pérez

1/4 Persistencia sionista

Aunque ya pasó la elección del jefe de la OIT, y el ungido no fue Angelino Garzón, un proletario colombiano, traidor a su clase, cabeza de lanza del furibismo o de similares expresiones de la parapolítica, y quien figura como vicepresidente en la colonia; no deja de conservar vigencia la siguiente reflexión, al menos en lo que respecta a la continuidad de la política imperialista que a todos nos agobia:

“Si el Angel-i-no, no hace nada por sus ex pares colombianos, que haría por los del mundo entero y les coloco un caso de actualidad mundial y solo de un sector que es el de las juventudes trabajadoras filiales a la FSM (Federación Sindical Mundial), quienes en una declaración firmada este 24 de mayo, condenan "las conclusiones de los líderes mundiales en las reuniones del G-20 en este ciclo de 2012” cuando expresan: “De hecho, los líderes de las principales potencias mundiales se reúnen con el objetivo declarado de salvar cueste lo que cueste al sistema capitalista de la bancarrota a través del fortalecimiento del imperialismo, decidido a hacer que los trabajadores paguen la factura de la crisis estructural del capitalismo” y tienen toda la razón. Es ahí por ejemplo, una de las patas que le nace al cojo Garzón, si después de haber sido llevado allí por la maquinaria de la patronal y el capitalismo; ¿Se atrevería a enfrentarlo?” Tomado de “Angelino Garzón nos deshonraría ante la OIT”, por J. Manuel Arango C. (Subraya agregada)

Esta información se complementa con la noticia de la asistencia a la reunión del Club Bildeberg, de Soraya Sáenz de Santamaría, la mano derecha y vicepresidenta del gobierno de Mariano Rajoy, Así se confirma el papel destacado que el PP está cumpliendo en la implementación de las desastrosas recetas del Neoliberalismo y que pocos se atreven a defender tan frenteramente, pues saben que es la ruina para la especie humana y muchas más.


Para los escépticos es una prueba de que la “teoría conspirativa” develada por las fuerzas revolucionarias a nivel mundial no es mera paranoia de los enemigos del capitalismo o del sionismo. Ni que dejará de ser cierta y una amenaza inmensa aunque los defensores de los criminales potentados, o delincuentes de cuello blanco, o grandes capitanes de industria (la de la estafa sin fin) se esmeren en ridiculizarla a pesar de las evidencias.

Su consistencia y su antigüedad están claramente ilustradas con los aterradores crímenes registrados en la Biblia. Fueron cometidos por el sionismo a nombre del pueblo judío, lo cual ha convertido a sus integrantes en enemigos declarados de la Humanidad, la Vida y el planeta. Y están a punto de acabar con todo, si no tenemos la capacidad de enfrentarlos y derrotarlos.

Sus obsesiones se rastrean, sin solución de continuidad, o sea, sin interrupciones, desde que Moisés sacó al díscolo pueblo de Egipto, liberándolo de más de 400 años de esclavitud. Ésta se las había proporcionado el casto José en venganza contra sus envidiosos hermanos, quienes no tuvieron inconveniente en venderlo, siendo un párvulo y haciéndole creer al tramposo y pérfido Jacob (también conocido como Israel, en su condición de padre directo del “pueblo elegido”) que lo había devorado una fiera, con lo cual demostraron, sin lugar a dudas, su catadura despreciable y el peligro que representan para los seres vivos.

La bajeza de sus actos es persistente, y su peligro cierto y probado no se limita a los meros gentiles, pues, acatando las lecciones de los vástagos de Jacob, fundadores del pueblo discriminador, hasta a David pretendió matarlo Saúl, y eso que los había librado del filisteo Goliat. En fin, para enterarse de crímenes horribles y demenciales, la Biblia tiene libros que superan cualquier periódico amarillista, y ante los que los amigos de las motosierras no pasan de ser unos aprendices.

No obstante, es notable y hasta admirable la capacidad de supervivencia que han demostrado a lo largo de tan extenso período, a costa de innumerables sufrimientos y humillaciones que los han obligado a esconderse y hasta a aparentar que son los más acuciosos enemigos de sí mismo. Y a veces lo han sido, pues hasta se dice que Hitler tiene origen judío.

Renegando de su origen, o sea, repudiando sus raíces “semitas” que reputaba de despreciables, el austriaco demente ordenó el “Holocausto” de que tanto se ufanan los sionistas para exigir tratos preferenciales, tanto como castigos penales para quien se atreva a negarlo. De hecho, ésta es una razón para justificar su planeada y acariciada guerra contra la teocracia iraní, igualmente fanática y peligrosa para la sociedad humana.

Los sionistas proceden como si las demás víctimas del cristiano-nazismo no mereciesen igual consideración, aún habiendo sido muchos millones más que los judíos, ni tuviesen derecho a compensaciones por sus sufrimientos. Sin duda, se trata de un abuso y una desmesura del “pueblo elegido”, pero ningún sionista se desvela por ello, pues todos se sienten superiores. De ahí que sean tan peligrosos, y estemos obligados a confrontarlos con toda claridad, rigor y decisión, lo más pronto que podamos.

Para asegurarse privilegios y reconocimientos de superioridad que carecen de cualquier justificación objetiva, a los sionistas les sirve su monopolio de los medios de desinformación y alienación masivas, como los de los Murdoch o los de Ted Turner o los de Carlos Slim.

Desde luego, también les sirve bastante la subordinación de los gobiernos de todos los pelambres, pues a los políticos, como a los mass media, los controlan junto a los bancos y a muchas corporaciones multinacionales más.

Con tal poder, están seguros de que el Juicio Final está a la vuelta de la esquina. Y así será si no somos capaces de impedirlo. La tarea, no se olvide, le corresponde al pueblo. Es un asunto de política y ciudadanía auténticas, legítimas, verdaderas, no de politiquería y politiqueros impostores, venales, mediocres, desvergonzados y traidores.

Aunque en las épocas de las persecuciones contra ellos, los judíos se han visto obligados a practicar clandestinamente su excluyente religión, retando a malsines o sapos dispuestos a espiarlos y a denunciarlos ante las autoridades represivas; los más peligrosos sionistas jamás han renegado de su fe que, a su juicio, los convierte en los amos del Universo, por un designio divino que se ingeniaron hace como cinco mil años y mediante el cual, entre otras cosas, se atribuyeron la propiedad de las tierras de los palestinos.

Al efecto han acudido a la hipocresía más eficaz, como la que le ha permitido a Juan Manuel Santos Calderón, en Colombia, traicionar al gurú dictador, amenazando la precaria hegemonía de las clases emergentes que el vitando culebrero Álvaro Uribe Vélez insiste en representar, aunque los capos se sienten traicionados y no le facilitarán de nuevo sus votos cautivos. En estas circunstancias, a pesar de las ambiciones desmesuradas del ex dictador, la reelección de Santos es más factible.

Pero el famoso chalán considera que la gente que cooptó en sus campañas electorales permanentes y anticonstitucionales, caracterizadas por un paternalismo limosnero y castrador que anula y fanatiza a sus víctimas, es suficiente para armar sus columnas de choque que le permitan alcanzar las alturas de Hítler, usando sus mismos métodos, pues José Obdulio Gaviria Vélez, esa caricatura de Goebbels, insiste en que son infalibles, y que él los domina mucho más que el venezolano J.J. Rendón. Definitivamente, no aprende de sus errores, para fortuna de sus víctimas que sí aprendan, de modo que tienen la oportunidad de repudiar al cartel.

El desatinado consejero cree ser capaz de superar la falsedad e impostura usada históricamente por los judíos llamados “marranos” o “falsos conversos”, que surgieron para escapar a las persecuciones de los reyes católicos y otros monarcas cristianos, como los zares rusos o los papas de Roma, empeñados en extinguir ese pueblo.

En consecuencia, la habilidad de Juan Manuel Santos, el converso, para sobrevivir en condiciones desfavorables que sus ancestros históricos saben convertir en privilegios, es muy superior a la que puedan alcanzar los monstruos del cartel de Medellín que han accedido al gobierno central. Pero JOGV no lo admite ni pierde sus infundadas convicciones.

Los judíos más avisados, como los banqueros o los empresarios de la prensa o los consejeros de los monarcas, a partir de la hegemonía del cristianismo -al contrario de los personajes del antiguo Testamento, como Daniel y el casto José, quienes se negaron a renegar de sus creencias-, han aparentado repudiar las desmesuras sionistas y ser unos ejemplares cristianos practicantes, poseedores de las más acendrada fe en Jesucristo y sus enseñanzas.

Pero ahora se sienten suficientemente fuertes como para quitarse la máscara y reivindicar su grandeza incontrastable, condenándonos a todos para mayor gloria de Yahvé, quien les ha ordenado precipitar el Juicio Final, que tanto se esmeran en desatar.

Al efecto han integrado alianzas de potentados que trazan las políticas imperantes en el mundo entero, pues todos los países acatan y aplican las recetas neoliberales desarrolladas a partir de las desmesuras teórico-económico-delirantes de la sionista atea, Ayn Rand, mientras los depredadores que las imponen gozan de toda clase de privilegios e insisten en condenar a las mayorías no sólo a la miseria sino al exterminio.

Para ello se esmeran en destruir el medio ambiente en todos los escenarios posibles, aún los más sagrados, y en desatar la guerra mundial que les permitiría causar el holocausto nuclear, siguiendo los pasos del asesino Harry S. Truman, tan humanitario que lanzó las únicas dos bomas atómicas dirigidas contra la Humanidad, con el piadoso propósito de evitar muertes de “americanos”, (como llaman los usanos a sus “patriotas”, apropiándose de un gentilicio que nos pertenece a todos los habitantes del continente), pues las vidas de los civiles amarillos y ojirasgados no valdrían nada, según la tradición sionista que ha inficionado a ese país desde que la masonería le otorgó la independencia.

2/4 Aquelarre de potentados

Retornando a la orgullosa invitada a la reunión del Club Bilderberg tras su lagarteo patético al FMI y al departamento del tesoro usano, es claro que el gobierno español ha sido distinguido como títere ejemplar e incondicional, de modo que Soraya no resiste el deseo de hacerles saber a sus pares la privilegiada posición que les han otorgado los potentados dirigidos por los Rothschild a los vendepatrias españoles, para que sirvan de ejemplo a los lacayos de los demás países.

Desde luego, la canallada también sirve para que los pueblos abran los ojos y entiendan que la pelea es peleando y que el tiempo del combate se agota, aunque la correlación de fuerzas no está clara. O sea, si reaccionamos, es posible que evitemos el holocausto final, pero entre más dilatemos la intervención mayoritaria de los ciudadanos dignos de la Aldea Global, quedan menos esperanzas de eludir el Apocalipsis.

Sin duda, es absolutamente inaceptable que los representantes de los pueblos se reúnan a discutir agendas clandestinas que condenan a esos pueblos a la miseria y la guerra; y el medio ambiente, a su destrucción deliberada, perversa e irreparable.

Cada vez están más claros los planes de los potentados que se consideran dioses muy superiores a los demás mortales. En consecuencia, reivindican y ejercen su derecho natural para trazarles el rumbo a los inferiores. Es el papel que cumple la doctrina neoliberal en estas épocas de agonía.

Es obvio que su aplicación en todos los países mercantilistas del Mundo, constituye una prueba incontrastable de a quienes les sirven los vendepatrias que ocupan las posiciones de gobierno. Independientemente de la ideología con que seduzcan a sus respectivos gobernados, es al sionismo internacional al que todos ellos le tributan, y son sus recetas funestas las que acatan todos, incluidos quienes posan de rivales de los capitalistas.

La prueba objetiva de la canallada universal que estamos obligados a denunciar y derrotar los integrantes de la Sociedad Democrática Global, es que los lacayos aplican las desastrosas recetas neoliberales sin atreverse a criticarlas, a no ser con mucha timidez, admiración y respeto, pues su falta de alternativas viables y realmente superiores es patética.

Por eso, hasta Cuba presta su precioso e irremplazable litoral para que las agonizantes petroleras, encabezadas por la depredadora Repsol, continúen sus desastres ambientales. Y todos los países insisten en elevar el PIB que anuncia la inminente desaparición de los recursos naturales no renovables, empobreciendo absolutamente la vida de quienes sobrevivan en tales circunstancias.

Tampoco, a ninguno se le ocurre castigar a los banqueros ladrones ni a las corporaciones depredadoras. Más bien, todos los gobiernos se esmeran en llenarlos de privilegios, inmunidad e impunidad.

De todos modos, en manos de los pueblos está derrotar a sus verdugos. Y tenemos que hacerlo, pues la alternativa es la muerte o su equivalente en vida: la esclavitud.

Ya nadie tiene derecho a ignorar que “los líderes de las principales potencias mundiales se reúnen con el objetivo declarado de salvar cueste lo que cueste al sistema capitalista de la bancarrota a través del fortalecimiento del imperialismo”.

Así lo hicieron en las reuniones del G-20 correspondientes a este 2012, y lo reafirmarán para todos los lacayos con las órdenes sagradas del Club Bilderberg, cuya existencia ha confirmado la exótica y desparpajada Soraya, tan grande, al menos según esos espejos de circo que deforman, permitiéndoles a los enanos con complejos de superioridad sentirse más grandes que gigantes.

La ventaja es que la “conspiración sionista” ha quedado completamente descubierta al ser absolutamente ciertos la existencia del macabro club y su papel de guía incuestionable y sagrada para los vendepatrias, quienes se disputan el honor de ser invitados a sus reuniones, y se esmeran por demostrar su disposición absoluta a traicionar a quienes dicen representar.

3/4 Esperanza en los pueblos

No tenemos derecho a ignorar la ofensiva desesperada de los agónicos potentados, pues están resueltos a causar todo el daño posible en su esfuerzo por conservar unos privilegios que ya nadie les reconoce.

Al efecto, las denuncias de Wikileaks han despejado cualquier duda que tuviesen los mansos crédulos respecto a la condición de canallas sin redención que ostentan todos los gobernantes casados con el Neoliberalismo e incapaces de concebir un Mundo diferente en el que todos valgamos lo mismo; o sea, lo máximo que la sociedad del conocimiento está en condiciones de ofrecernos. Y parece que es inagotable lo que podemos alcanzar si aplicamos nuestras inteligencias a la investigación, según vislumbramos. Ojalá seamos capaces de desbrozar el camino que nos lleve allá y que los monstruos decrépitos insisten en ocultarnos.

En estas circunstancias, tenemos que entender que pueden ser mortales y arrasadores los pataleos de agonía de los sicópatas enamorados del poder y la riqueza. Ambos los han acaparado durante los 10.000 aterradores años de Historia que están feneciendo a la vista de todos los mansos de corazón que heredarán la tierra, según una de las bienaventuranzas predicadas por Jesús.

Por fortuna, estamos en trance de superarlos mediante la consolidación de una sociedad plana, fundada en el conocimiento, en la cual nadie valga más que nadie, y todos disfruten del respaldo incondicional del colectivo, interesado en que cada uno logre su realización personal.

Eventualmente, esta satisfacción individual permitirá el enriquecimiento común no traumático, a causa del aporte de cada miembro creativo que aparezca, y cuya aportación será libre y voluntaria, pudiendo disfrutar de todas las prerrogativas sociales aún si no produce ni crea nada.

Para eso existen las sociedades que merezcan ser consideradas civilizadas y cuyas características difieren totalmente de las que hemos conocido como victoriosas durante este período funesto para la Vida y la biosfera, en el cual los peores seres humanos, los más desalmados y realmente despreciables, acumulan riqueza y poder a costa del sufrimiento de las mayorías.

En su agonía, el Neoliberalismo no duda en causar tanto daño como pueda, pues aún insiste en perpetuarse o en acabar con todo, antes de que desaparezca superado por la Sociedad Democrática Global que los pueblos están construyendo aceleradamente, sin pedirle permiso a nadie, simplemente con el recurso de que cada individuo que recupere su dignidad ejerza su soberanía intrínseca y se niegue a ser representado y a que otros decidan por él.

En estas circunstancias, tenemos la obligación de repudiar a los presuntos representantes de los pueblos que se reúnen por órdenes de sus peores enemigos para definir la política depredadora que conduzca al holocausto universal.

En concreto, tenemos la obligación ética de exigirle a Soraya que cuente qué maldades cocinaron en su reunión de Bilderberg y cuáles fueron los asistentes; o que renuncie a representar los intereses de los españoles, a quienes está obligada constitucionalmente a rendirles cuentas. Al efecto es mucho lo que pueden hacer los indignados.

También tenemos la obligación de impedir que Inglaterra entregue a Julian Assange a Suecia, para que ésta lo envíe al infierno usano, donde no dudarán en castigarlo por su valentía y el deterioro de la imagen de los potentados que ha facilitado a través de su página web.

El desafío de los potentados, cada vez más desesperados y peligrosos, exige respuestas contundentes que den al traste con su hegemonía en vez de permitir que sigan desplegando su macabra obra criminal.

La respuesta reside en cada uno, pues ya no hay salvadores porque, de hecho, se trata de una invención de las clases dominantes en la Historia, de modo que nunca los ha habido, lo cual se demuestra con sólo mirar las condiciones de las mayorías condenadas a la miseria, el desarraigo, el desprecio, las pestes y la extinción.

El juego es mortal, y no hay escapatoria. Aunque sí hay esperanzas en la medida en que más gente se involucre en la lucha común que ha de derrotar la Historia y dar lugar a un Mundo de paz, armonía, creatividad, solidaridad y justicia, en el cual todos valgamos lo mismo y dispongamos de todo lo necesario para disfrutar de una Vida plena.

De nosotros depende, y de nadie más, pues los enemigos comunes también están en las manos de sus siervos, y éstos son gente del pueblo que bien puede reintegrársele y actuar con gallardía. Conviene recordárselo a todo el que se nos atraviese. ¡El tiempo apremia!

4/4 ANEXOS




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